por la carretera

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Instagram: @alexandersorel

viernes, 18 de julio de 2014

Fotografía y pudor

"I've known adventures, seen places you people will never see, I've been Offworld and back... frontiers! I've stood on the back deck of a blinker bound for the Plutition Camps with sweat in my eyes watching the stars fight on the shoulder of Orion...I've felt wind in my hair, riding test boats off the black galaxies and seen an attack fleet burn like a match and disappear. I've seen it, felt it...! All those... moments... will be lost in time, like tears... in... rain."
Blade Runner


Llevo un par de meses viajando y alrededor de 1600 kilómetros pedaleados. Tengo muchas fotos del paisaje y del camino, sobre todo de cuando aún teníamos cámara y parábamos cada quince minutos a sacar fotos. No tengo fotos de gente.

Bolivia es lindo, pero la verdad hasta ahora pienso que los paisajes de Chile son más... "Sublimes". El viaje no se ha destacado por las maravillas naturales, sino por las maravillas -y horrores-humanos. La belleza natural puede encontrarse en el Cajón del Maipo, o en la ruta al trabajo. El aprendizaje, el deslumbramiento ha estado en la gente que he conocido. Y no tengo si quiera una foto con alguien. Ni con la Catalina.

Y es que me da vergüenza. Pudor. 

Estuve invitado a comer en casa de unos campesinos quechua que si bien apenas hablaban español, fue suficiente como para recibir a unos forasteros que buscaban dónde pasar la noche. Estaban haciendo pan, y no bien paramos a preguntar, antes de saludar o hablar, nos ofrecieron el pan que estaban recién sacando de un gigante horno de barro junto al camino. Dentro de la pequeña casa, había un cerro de pan sobre un aguayo en el suelo; un pequeño jugaba a pie pelado, sentado junto a esa pila que era al menos tres veces más alta que él. Comimos sentados en la cama que ocupaba un tercio de la casa, mientras las cholitas pasaban de aquí a allá con sus bebés en la espalda. Más niños, todos sucios y a pie pelado -hacía frío- jugaban y reían. En las vigas de madera de esta media agua de adobe, colgaban pieles de oveja. El olor a coca, a pan, a sopa. Las sonrisas verdes de coca; las protuberancias en la mejillas, bolos eternos de anestésico. El extrañamiento: me sentía en un cuento ¿Cómo sacar una foto de eso? Sentía como si intentar capturar esa imagen fuera a romper algo, alguna suerte de equilibrio que tal vez solo existía en mi cabeza. El mal del turista, sacando fotos y fotos como si aquello fuera más importante que el momento mismo ¿Y si a mis anfitriones no les gustan las fotos?

No tengo fotos de gente, con gente.
¿Debería?



Solo nos atrevemos a sacar el celular afuera, cuando estamos solos frente a los cerros. Nos fotografiamos a nosotros. Al fin y al cabo, somos nosotros esos bichos raros, con trajes extraños, esos seres pintorescos... 

Privacidad, exhibición. Aún no sé si comprar otra cámara.

2 comentarios:

  1. La narración de tu experiencia, es la mejor fotografía. Creo que no necesitas otra cámara =)

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  2. Usar tus palabras para re-crear.... Nosotros intentaremos imaginarlo... Y el registro para ti será el re-cordar tu viaje, cada vez que lo leas.... Un besote zabo! n_n

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