por la carretera

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Instagram: @alexandersorel

sábado, 31 de enero de 2015

Sobre las fronteras...

"El viento viene
El viento se va
Por la frontera
El viento viene
El viento se va
por la carretera" 
-Manu Chao-
 

No me considero un turista, sino un viajero. Y bueno, suena algo snob decirlo, y odio situarme bajo etiquetas o plantearme como "distinto a (por ejemplo, un turista)", pero estas no son vacaciones. No estoy descansando de algo ni tomándome un par de semanas. Estoy viviendo de forma distinta... o buscando una forma distinta de vivir.

Creo que, principalmente, lo que distingue a un viajero de un turista es el tiempo: no tengo. No hay plazos, por ende, me desplazo lento, con calma, sin un destino fijo. La libertad temporal te permite una segunda libertad: la espacial; la de viajar sin rumbo, de errar.

Hay además una segunda diferencia, que proviene de la primera: el tiempo no te detiene, pero si el presupuesto. A más ahorro, más lejos llegamos. Por ello viajo en forma distinta a alguien que sale por unos días: no tomo toures ni me doy lujos; no suelo frecuentar los lugares "para turistas" ya que suelen ser más caros.

Ahora bien, desde esta forma de viajar, desde esta pausa, deviene la contemplación. Me he enfrentado de otra forma a los lugares. Sobretodo a los países. Me he dado el tiempo para recorrer, para conocer a la gente, a los pueblos, su cultura y sociedad. En esto me he sentido libre, pero solo para darme cuenta de que es imposible serlo: no alcanzo a conocer un país cuando ya tengo que dejarlo; tengo tiempo limitado entre las fronteras. Y ese tiempo nunca es suficiente.

Encontrarse con que en un momento hay que correr, que arrancar, que salir: el papel te hace clandestino, ilegal.

Distintas razones o justificaciones pueden encontrar las leyes de inmigración para ello, pero todas se desvanecen frente a la salida que ellas mismas plantean: pagar. Si puedes costear la multa, ya no tienes problemas de tiempo. Las fronteras, entonces, nada tienen que ver con una supuesta patria, nación o identidad: son una moneda, son un bien de consumo. La patria es un bien de consumo.

Y es que siempre al mirar al horizonte surgen las mismas preguntas
Al sentarse a contemplar
Al sentarse a sentir la brisa,
esa misma que viene de allá lejos
Al buscar con la mirada la línea que divide un país del otro.

-¡Voh dale, pedalea!-

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